ALIMENTOS CON APELLIDO (PARTE I)

En estas fechas que se acercan, en las que los supermercados y grandes superficies están más llenos de gente que en ninguna otra época, las líneas de cajas deberían de estar separadas, por una fila: los que recorren con sus carros los pasillos haciendo acopio de las viandas que nos aseguren el título de anfitrión o anfitriona perfecta, y por la otra fila: los que intentan evitar «el pecado» y se toman más enserio que nunca no pasarse ni una caloría en los días libres de comilonas.

Para ayudarnos con este propósito, el mercado propone algunas fórmulas como los alimentos light, los bajos en grasas saturadas, etc. Pero ¿qué significan realmente esos términos? ¿Es real todo lo que publicitan?

Con la intención de aclarar un poco qué implican esos apellidos que les ponen, tanto a alimentos con los que hemos convivido siempre, como a aquellos que aparecen nuevos, os presento este pequeño glosario de términos:

  • Alimento light: es aquel al que se le ha reducido, al menos en un 30 % la cantidad de alguno de sus nutrientes, generalmente azúcar, grasas, calorías totales o sal. Resultan de utilidad cuando no queremos renunciar a un producto sin pasarnos… Esto es la teoría… pero… para conseguir que un alimento tenga al menos, un 30% menos de uno de sus nutrientes, en ocasiones, los procesos tecnológicos a los que son sometidos o los ingredientes que pasan a sustituir al eliminado o reducido, son igual o menos saludables que el anterior. Otro error que se produce con este tipo de alimentos es pensar que como son light podemos consumir tanto como queramos, es por ello, que al final el balance termina por ser muy superior que si hubiéramos consumido el alimento en «versión original».  Si damos un paseo por las estanterías de cualquier supermercado los alimentos más frecuentes de esta categorías son: salsas, mayonesas, aperitivos, bebidas, patatas fritas, mantequillas… Y digo yo… Si son alimentos eminentemente prescindibles, ¿no es mejor evitarlos, o por lo menos consumirlos con moderación, en vez de pagar un fortunon, en muchas ocasiones, por su versión light?
  • Alimento rico en fibra: si cuando nos proponemos bajar de peso, lo primero a lo que atacamos es a los alimentos light, la segunda opción siempre son los productos integrales. Bien, pues esta afirmación no es del todo correcta. Los alimentos integrales son aquellos elaborados a partir del cereal entero, es decir, se ha molido con cáscara (que es dónde reside la fibra del grano, así como la mayoría de vitaminas y minerales). Un alimento integral no adelgaza (de hecho ningún alimento lo hace), pero si que es cierto, que estos tienen un efecto beneficioso que los hace siempre recomendables, por delante de los blancos. Por un lado, precisan de más energía que sus homólogos para digerirse (de ahí la creencia de que «adelgazan»), y por otro favorecen, entre otras cosas, la aparición de la saciedad de forma más temprana. Además es por todos conocido, el efecto regulador que tiene sobre nuestro tránsito intestinal, habitualmente esto sólo lo tienen en cuenta quienes cuentan con dificultades para en el mismo, pero es desconocido el efecto tan positivo que tiene sobre toda la población, regulando también, entre otras cosas los niveles de glucosa en sangre.
  • Alimento desnatado: son aquellos productos lácteos a los que se les ha extraído por un proceso físico la grasa parcial o totalmente. Si en el consumo de lácteos nos encontramos con una sociedad dividida, ya entre enteros o desnatados, el debate no es de menor índole. Mi opinión es un sí a estos productos, ya que contienen una porción de grasas saturadas innecesarias para nosotros, pero siempre desde una postura responsable, es decir, en muchas ocasiones la porción de grasa eliminada es sustituida por azúcares, que de no quemarse, pasan a convertirse también en grasa. Por tanto para elegir un producto debe de conocerse muy bien el contenido en uno y otro nutriente de un tipo y el otro de lácteo. No debemos dejarnos engañar por la cantidad de vitaminas que se redactan en el envase, ya que por el propio proceso de eliminación de grasa, gran parte de las vitaminas de la leche se pierden, y para evitar una leche nutricionalmente peor, estas son suplementadas de forma artificial.

Esta lista la componen un muchos más alimentos con apellido, por ello creo que será mejor dejar otros pocos para un próximo post, para el que reservo otras perlas como: “sin azúcares añadidos”, el siempre atractivo “con aceite vegetal”, o libre de grasas trans.

El consumo de estos productos, puede suponer una ayuda cuando pretendemos no pasarnos, o estamos en un proceso de control del peso, pero siempre manteniendo unas pautas mínimas:

  • Cuidar el consumo como lo haríamos con el alimento original
  • Leer el etiquetado nutricional y comparar entre unas marcas y otras, ya que existen grandes diferencias entre unos y otros, tanto en el procesamiento tecnológico como en los ingredientes.
  • Mirar el bolsillo y ver si realmente nos compensa en ocasiones pagar un precio desproporcionado por un producto, cuando en ocasiones la solución pasaría por comer la mitad del producto original.

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