En una consulta de nutrición resulta bastante frecuente encontrarte con pacientes que te describen síntomas que se acercan a la Enfermedad por Reflujo Gastroesfágico (ERGE). Quizás sea por su relación con la obesidad, o porque la ingesta de determinados alimentos ayuda a la aparición de estos episodios, y su consumo repetitivo deriva en un aumento del peso corporal, «sea antes, el huevo o la gallina» lo cierto es que esta relación existe.Considero que para la implantación de medidas dietéticas que ayuden a la mejora de esta patología es importante que quién lo sufre comprenda el mecanismo, así, conociendo el origen, pueda ayudar a evitar aquellas sustancias o gestos que empeoran su evolución.

Es un hecho normal, que pasen al esófago pequeñas cantidades de contenido que procede de la capacidad gástrica (que incluyen además ácido clorhídrico o pepsina), pero son devueltas al estómago mediante mecanismos fisiológicos normales. Cuando estos mecanismos fallan de forma repetida o no resultan suficientes, la mucosa del esófago se inflama y se produce la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).
Es importante señalar, que no es lo mismo tener episodios de reflujo que sufrir ERGE, en el primer caso, la mayoría de pacientes mejoran con unas adaptaciones dietéticas, en el segundo, es preciso además un tratamiento farmacológico. La diferencia reside en la existencia o no de lesiones en la mucosa el esófago, dependiente de la continuidad de los episodios y su agresividad.
Ciertas condiciones aumentan la frecuencia de estos episodios: el embarazo, la hernia de hiato (frecuente el binomio ERGE- hernia de hiato), ciertos fármacos (antagonistas del calcio, esteroides…), ciertos alimentos y posturas, y el consumo de tabaco y alcohol.
Entre los síntomas que siente la persona afectada son:
- Pirosis: quemazón desde el epigastrio hasta la garganta, tras las comidas, que se agrava si se adopta la postura de decúbito supino (el tumbarse de toda la vida).
- Reguirgitación del contenido ácido hasta la boca
- Tos y broncoespasmo que puede terminar en vómito
- Dolor en el centro del pecho, algunos refieren que se asemeja al que se siente durante un infarto de miocardio.
- Otros síntomas son hemorragias gastrointestinales, que en caso de ser repetitivas pueden desencadenar en una anemia ferropénica si las pérdidas son importantes.
TRATAMIENTO NUTRICIONAL DE LA ENFERMEDAD POR REFLUJO GASTROESOFÁGICO
Las medidas dietéticas y posturales son clave para evitar tratamientos farmacológicos futuros, incluso intervenciones quirúrgicas, o al menos reducir la automedicación tan frecuente en quienes lo sufren (el consumo de antiácidos es más que repetitiva, incluso de forma preventiva ante comidas que se avecinan copiosas).
- Evitar comidas copiosas y con alto contenido en grasa, ya que por su pesada digestión permanecen demasiado tiempo en la cavidad gástrica favoreciendo así el reflujo. Si, ya sé que en un banquete puedes comer como si no hubiera mañana siempre que tengas un antiácido a mano, y ¿No sería más fácil evitar comer hasta reventar y ahorrarte también las sales? Pues eso. Elegir de entre las preparaciones culinarias aquellas en las que el cocinado sea más suave y precise de menos grasa de adicción (horno, papillote, vapor, microondas… frente a guisos pesados, frituras o rebozados). Relegar el consumo de carnes más grasas y pescados azules a la hora de la comida (siempre que no se vaya a realizar una siesta), mejor que si se toman en la cena si se va a acostar a dormir después. Igualmente usar lácteos con menos grasa (cuidar la calidad y reducir el consumo de quesos, batidos…) suprimir el consumo de bollería, galletas, embutidos, por la mala calidad de sus grasas, relegando el uso de aceites de adicción al aceite de oliva.
- Fraccionar las comidas, en vez de realizar pocas comidas de gran volumen, comer más veces cada menos tiempo, de esta forma el proceso de digestión es más rápido, reduciéndose el tiempo de espera en la cavidad gástrica.
- Eliminar o reducir ciertos alimentos que bien provocan la relajación del esfínter esofágico inferior o bien debilitan la mucosa.
- Frutas cítricas: aumentan la acidez del jugo gástrico y con ello la pirosis consecuente del reflujo, sobretodo sucede con sus zumos. Por la misma razón el tomate y las salsas de tomate (salsa catsup, otras salsas que además llevan picante).
- Chocolate: favorece la relajación del esfínter esofágico inferior, anulando los mecanismos anti- regurgitación.
- Cayena y alimentos picantes. la cayena y los pimientos en general cuentan con una sustancia llamada capsaicina que le otorga el picante, que irrita la mucosa, pudiendo incluso anular el tratamiento farmacologico.
- La cebolla o las especias irritan la mucosa del esófago.
- Las bebidas carbonatadas aumentan la flatulencia y con ello el malestar gastrointestinal y el reflujo.
- El alcohol está totalmente contraindicado por favorecer la relajación del esfínter, al igual que sucede con el café o el te, las infusiones pueden ser una alternativa.
- Muy importante es también la educación postural. Aunque quienes lo sufren aprenden rápido y ya lo saben, tumbarse después de comer, o hacerlo tumbado ayuda a provocar los ataques. Si es que cuando les digo a mis pacientes que sus siestas largas de después de comer les hace más daño que el chorizo, en este caso es todavía más cierto. Se debe intentar cenar 3 horas antes de meterse a dormir. En este punto es importante también comer relajadamente.
- El tabaco debilita el esfínter esofágico inferior, otro de los cambios clave en el estilo de vida de estos pacientes.
REFLUJO GASTROESOFÁGICO Y EMBARAZO
Es en el 2° y 3° trimestre del embarazo cuando las embarazadas más lo acusan por aumentar la compresión del estómago. Las recomendaciones dietéticas para ellas son las mismas que para el general de la población, con algún matiz más, como el de evitar fruta en el postre o en ayunas, por aumentar la posibilidad de regurgitación. Evitar también alimentos integrales o muy ricos en fibra para reducir la irritación de la mucosa.
REFLUJO GASTROESOFÁGICO Y OBESIDAD
Muchos son los estudios que relacionan obesidad, principalmente abdominal,y esta patología, aunque no se ha visto relación entre un aumento del IMC y un aumento de la prevalencia. Al aumentar la presión intra-abdominal aumenta el reflujo del contenido gástrico hacia el esófago.
Además también se ha visto relación con la apnea obstructiva del sueño, un punto en común con la obesidad.
Los estudios pertinentes, así como los pacientes de ERGE concluyen que la adopción de estas medidas, así como la pérdida significativa de peso, mejoran la evolución y transcurso de la enfermedad. De hecho tras unas semanas de tratamiento dietético, y planteado este como uno de los objetivos del mismo, el descanso casi eterno del antiacido, del cajón de primeros auxilios, es un beneficio colateral que aparece en todos los casos.
Hola Andrea, me gusta tu blog.
Lo de quitar la bolleria de nuestra alimentación es muy cierto, aunque cuesta un poco… nuestra salud lo agradece. Un abrazo