Esto de la Navidad, ¿no se repite todos los años? Perdonad lo obvio de la pregunta, pero cada año tras las vacaciones navideñas, me encuentro con una hecatombe nutricional difícil de controlar. ¿Porqué lo vivimos como el fin del mundo? ¿Porqué nos da por comer las comidas y las cantidades que no comemos el resto del año? ¿Porqué nos resignamos a que el 7 de enero pesemos 3 kilos más? ¿Es inevitable que al llegar la comida del 6 de enero estemos hartos de ver comida?
No creáis que no es tarea complicada lo de hablar de hábitos saludables en estas fechas, más de un puchero he tenido que vislumbrar bajo la consigna de «hombre es Navidad», pues ya veis, parece que por estas fechas la salud nos regala una especie bono por el que podemos «darle al cuerpo la alegría Macarena» que queramos. Tan valioso es ese bono que no sólo nos exime de toda práctica deportiva que no comprenda el levantamiento de copa de champán, sino que encima, supone vía libre de todo tipo de alimentos que habíamos evitado el resto del año.
Una amiga me llama Talibán de la Nutrición, pero no es cierto que pretenda que os quedéis en vuestra casita comiendo caldito de apio y piña, es más, comprendo ciertas cosas, incluso he ayudado a los pacientes a preparar los menús de sus casas, consciente de que quieren preparar algo especial para los suyos. Pero de ahí a la bacanal de polvorones, licores, y cantidades ingentes de comida va un largo trecho.
Tener la agenda social llena de citas que se cumplen comiendo, bebiendo y en la mayoría de ocasiones ambas cosas a la vez, suele implicar evitar el ejercicio físico que hacíamos de normal. Y si durante el resto del año vamos justitos de tiempo/ ganas en las vacaciones de Navidad menos, ser a la vez Paje de los Reyes Magos y Masterchef, no deja tiempo para mucho más. Bueno pues yo os animo a coger las zapatillas y no abandonar vuestra rutina del resto del año y para los que estáis de vacaciones que mejor ocasión que esta para coger la bici/ patines con los niños, echar un partido con los amigos, o iniciarse en una carrera popular como la San Silvestre. Es ahora cuando tu cuerpo más lo necesita, no lo abandones, él nunca lo haría 😉 .
Es importante que moderes el resto de tus comidas, sé escrupulosamente saludable, no tiene mucho sentido atiborrarse, y moderarse después, pero visto lo visto es lo mínimo que podemos poner de nuestra parte. Abusa de frutas y verduras, ya que es probable que en las comidas festivas sean grandes olvidados, y procura al menos tener unos desayunos nutricionalmente impecables.
Durante la última semana he tenido en la mesa de la consulta una bandeja llena de dulces navideños, con una bolsita que contiene el azúcar de la porción y la información nutricional correspondiente. Os prometo que las caras de impacto de los pacientes me hace confiar en que al menos ellos no lo probarán, eso, y que estoy segura de que en más de una casa la conversación saldrá a colación. Los comemos en días en los que la ingesta energética se ha incluso triplicado y aún así, seguimos picoteando de la bandeja que nos mira mientras jugamos al bingo o similar diciendo: «de este todavía no has probado». Para la mayoría seria imposible comerse un par de manzanas después de la comida de Navidad, sin embargo en cuestión de calorías es a lo que equivale un trocito de turrón, eso teniendo en cuenta que para el 7 de enero es posible que hayamos cumplido dos rondas completas de la dichosa bandejita.
Para esta Navidad os pido mesura, perece que fue ayer cuando nos rasgábamos las vestiduras con la OMS y la carne y sin embargo a pocos les cala en estas fechas ese mismo mensaje o el de moderar el consumo de alcohol. Como no quiero ser aguafiestas me retiro… espero no decir en enero «os lo dije», y os dejo dos imágenes con alguna sugerencia para estos días.
Os deseo una FELIZ Y SALUDABLE NAVIDAD