NAVIDAD: dícese del periodo de tiempo que abarca desde principios de diciembre («pongamos fecha a la cena que nos pilla el toro y luego no hay días», o «ya han puesto los turrones en el súper»), hasta mediados de enero («estoy de comer sobras de Navidad… que ya sólo me apetece un plato de verdura cocida»…). Esto es así, hagamos lo que hagamos los nutricionistas, como responsables de hacer educación nutricional, existe la creencia popular de que se repite de forma cíclica cada año, sin más remedio que tomar un poco de «sal de frutas» para la digestión.
Por mucho que en el buscador de recetas escribamos: «recetas ligeras de Navidad», la realidad es que estos días lo conforman además: rotura de rutinas, ingesta de alcohol, tiempo para todo menos para el deporte que venías haciendo el resto del año, más estrés que felicidad (en más de una ocasión, seamos francos)… El caso es que aquí estoy un año más intentando que al año que viene esto no se repita.
Este año el enfoque en la consulta no ha sido sobre el azúcar que suman los turrones, o sobre algunas pautas navideñas. El enfoque ha sido menos derrotista y más positivo. He trabajado con #mispacienteslosmascampeones un aspecto más emocional.
El hecho de que en estos días haya comida en la mesa, comida diferente, alcohol, dulces navideños… ha de ser una circunstancia más. Del mismo modo que lo son otras cosas superfluas, como lo es la ropa que nos vayamos a poner, por ejemplo. Me explico, está bien que trates de arreglarte para Navidad y te ilusione ponerte guap@ para las fiestas, pero… el hecho de no ponerte esa ropa que te ibas a poner, (por la razón que fuera), ¿va hacer que la celebración sea menos celebración?
Bueno pues con la comida sucede igual, es una circunstancia más, no ha de suponer una tortura por lo que vayamos a comer, ni lo que vaya a pasar después, ni tampoco tomarlo como una liberación, es sólo una circunstancia más.
Me vais a permitir que dedique un párrafo a los que llevan unos meses tratando de perder peso, mejorar su colesterol, controlar sus atracones, superar su trastorno de la conducta alimentaria, etc. El hecho de romper las rutinas con estos días podría no solo suponer una ganancia de peso (si lo fuera), también es la vuelta al dulce, ese que ahora habías conseguido que te apeteciera menos, la vuelta a comer en abundancia, ahora que tenías menos hambre, la vuelta a las comidas pesadas, ahora que tus digestiones iban genial, la ruptura de rutinas, ahora que habías aprendido a organizar tu alimentación. Bien, pues el objetivo de este año será que esto se reduzca al mínimo, porque la comida es sólo eso, comida. Tienes un montón de oportunidades durante estos días para hacer las cosas bien. Tienes días libres para hacer deporte, y además también en familia, tienes miles de recetas en las que poner en práctica lo que has aprendido, puedes bailar, pasear, hacer juegos de mímica… gracias a que es Navidad y no lo haces el resto del año. Puedes valorar aquello que antes comías tanto y ahora lo vas a comer con ganas…
Demos la vuelta a todo esto y dejemos de declarar Navidad como Non grata, y aceptémosla como una buena oportunidad, también para nuestro bienestar.
Dicho esto… aquí van algunas medidas para ayudarnos:
- Llevas un mes viendo turrones… y durante la sobremesa son ellos lo que te miran a ti, has cenado más que en todas las cenas semanales de diario juntas, pero las almendritas del turrón comienzan a ponerte ojitos… Fija un número de dulces y cuando vayas a tomarlo valora cuánto te apetece realmente y cuantos los comes sólo porque están ahí.
- Controla la ingesta de alcohol: la cerveza de antes de cenar, el vino de la cena (de ambos colores que para eso comemos pescado y carne), el licor (que necesito un digestivo), y las copas que animan la sobremesa… Sírvete una copa de agua, y selecciona aquello que vayas a beber y disfrútalo si tú quieres, pero para la sed toma agua.
- Si bien las mesas, se vestirán de alimentos que para ti son más especiales, puedes darle un toque más saludable a tus menús navideños: todavía estás a tiempo de incluir una verdura típica de estas fechas como el cardo o la berza, si no siempre puedes servir una ensalada especial con ingredientes resultones como unos trigueros, unos ahumados, granada, o caqui, las setas que has recogido este otoño. Evita «salsas de ensalada», mas gulas y más marisco en ellas. También puedes servir unas cremitas en vasito . A la hora del postre evita postre y repostre, unas brochetas o un carpacho de fruta pueden ser especiales sin sumar en exceso calorías a la cena.
- No entres en un ciclo de exceso- compensación, busca un equilibrio, y recupera tu alimentación diaria los días no festivos, para ello congela para más adelante las sobras. Preocúpate especialmente de comer fruta y estar bien hidratad@.
- Reduce la cantidad de pan, estoy segura de que hay comida suficiente
- Evita aperitivos y pequeños picoteos previos, todavía no se ha dado el caso del comensal hambriento después de Nochebuena, de verdad no los necesitas.
Disfruta de estos días y de todas las cosas buenas que te ofrecen.